Vuelos en avión privado, hoteles de lujo, paseos en Rolls Royce y carteras de primeras marcas. El perfil de Instagram de Danielle Miller lo tenía todo, menos un detalle: ¿de dónde sacaba el dinero para estos lujos?
La mujer, de 32 años, se autodefine como una “artista del fraude”. Y la realidad es que se ha ganado el título. Miller declaró en la corte ante la fiscalía del distrito de Massachusetts que había obtenido más 1,5 millones de dólares en fondos del gobierno federal de los Estados Unidos gracias a que había robado las identidades de al menos 10 personas.
Durante una audiencia en la que participó a través de una videollamada desde su celda en prisión, Miller se declaró culpable de hacer transacciones bancarias fraudulentas y de robo de identidad agravado. Con las identidades que robaba, y la creación de nombres de negocios inexistentes, Miller recibió préstamos sin interés del gobierno federal del fondo de desastres económicos (previsto para casos de crisis), así como beneficios de asistencia de desempleo que se incrementaron durante la pandemia, entre julio de 2020 y mayo de 2021.
Miller había fabricado licencias de conducir con todos los datos de las personas a las que les robó la identidad a las que les ponía su fotografía. En al menos uno de los casos, logró ingresar con los datos de otra persona al registro del automotor de Boston, donde robó más datos con los que pudo abrir una cuenta bancaria.
La fiscalía inclusive comprobó que Miller utilizó una identidad falsa para tomar un vuelo privado desde Miami hasta California, y luego instalarse en un hotel de lujo para pasar unas vacaciones. Todos estos lujos estaban meticulosamente documentados en sus perfiles de redes sociales, especialmente Instagram donde tiene 35 mil seguidores.
Al declararse culpable de cinco cargos penales, Miller acordó que devolvería 1,3 millones de dólares y que pasaría seis años en prisión. Su sentencia formal será el 27 de junio, pero ya se conoce el acuerdo con la fiscalía. Miller a su vez está cumpliendo una sentencia por fraude en el estado de la Florida.
Desafortunadamente el de Miller no es un caso aislado. Si bien no existen cifras finales acerca de cuántos fraudes se cometieron con los fondos de alivio por COVID-19, según cálculos hechos por el propio gobierno federal, se estima que hubo pagos fraudulentos que ascienden a 60 mil millones de dólares.