Cumplida con éxito la operación «Salvar a Lincoln», un grupo de particulares unidos en defensa del patrimonio artístico de Miami Beach se propone ahora que siete grandes mosaicos elaborados en 1971 por el escultor ítalo-cubano Enzo Gallo y salvados de la piqueta sigan a la vista en las calles de la ciudad.
Si no llega a ser por los esfuerzos de este grupo, los mosaicos de Gallo (1927-1999), que nació en Italia, se trasladó de joven a Cuba para trabajar junto a sus tíos marmolistas en La Habana y se exilió en EE.UU. en 1960, hubieran sucumbido ante la pujanza del mercado inmobiliario en el sur de Florida.
Dedicados a personas, acontecimientos e instituciones de la historia de EE.UU., un país que cumple este lunes 246 años, los mosaicos embellecieron una importante esquina de la turística Miami Beach durante 51 años desde las paredes exteriores de un edificio bancario que ahora está siendo demolido para construir un hotel.
Gallo retrató con una técnica que tuvo su esplendor en la antigua Bizancio al presidente Abraham Lincoln, a Betsy Ross, la mujer que «inventó» la bandera de «las barras y las estrellas», a los primeros astronautas en la Luna y a los vencedores de la batalla de Iwo Jima, en la Segunda Guerra Mundial, cuando plantaron la enseña de EE.UU.
Además, rindió tributo a los tres poderes del Estado con mosaicos dedicados a los edificios donde tienen sus sedes en Washington.
Los mosaicos nunca pasaron inadvertidos. Siempre había turistas haciendo fotografías, dice el psicoanalista jungiano Emilio Romero, que vive en un edificio contiguo.
Romero es uno de los salvadores de las obras de Gallo, que es reconocido sobre todo por sus esculturas en mármol y dejó una abundante obra en Cuba, además de EE.UU.
«Cuando me enteré que iban a tumbar el edificio me preocupé inmediatamente por los mosaicos», dice Romero, quien empezó rápidamente a moverse para evitar que desaparecieran.
SE SUMAN EMPRESAS E INSTITUCIONES
Sus esfuerzos se solaparon en algún momento con los de Daniel Ciraldo, presidente ejecutivo de la Liga de Preservación de Diseño de Miami, y con otros particulares que también se habían movilizado con el mismo fin, así que decidieron unir fuerzas.
«Al principio solo nos proponíamos salvar a ‘Lincoln’, pero hemos logrado que se salven los siete mosaicos», dice contento con este «triunfo» del arte sobre las fuerzas económicas.
Las obras de demolición de lo que en el último medio siglo fue un banco se han retrasado para poder separar de las paredes de cemento los mosaicos sin que sufran daños.
La empresa que construye el hotel CitizenM, que sustituirá al banco en la esquina de Alton Road y Lincoln Road, ha ayudado con un cheque por importe de seis dígitos y los dueños de un local comercial cercano lo han cedido por un precio simbólico para guardar las obras por un año, relata Romero.
Además, un hijo de Enzo Gallo, el cirujano plástico Julio Gallo, financio el pago de una especialista para supervisar que la operación de retirada se hiciera con criterios profesionales.
Finalmente, la Alcaldía de Miami Beach aprobó por unanimidad aceptar las obras de Gallo como una donación y buscar para ellas un nuevo destino en la ciudad.
Romero quiere ahora que «Lincoln sea llevado a Lincoln», en referencia a la calle peatonal que lleva el nombre del décimo sexto presidente de EE.UU. y es un paseo obligado para quienes visitan Miami Beach.
«LINCOLN A LINCOLN»
En el viejo edificio del banco, que todavía permanece parcialmente en pie, los obreros trabajan ya en la demolición una vez que las obras de Gallo fueron cortadas en secciones, pues debido a su tamaño no pudieron sacarlas en una sola pieza, y retiradas.
Los mosaicos más grandes, como el de Lincoln, que es representado el día de su toma de posesión sentado en su despacho junto a una bandera estadounidense, miden 15 pies (4,5 metros) de alto.
Galló retrató a Betsy Ross sonriente mientras cose una primera versión de la bandera de EE.UU., una enseña que también aparece en el mosaico en el que se ve a los astronautas Buzz Aldrin y Neil Armstrong en la Luna y a un grupo de marines estadounidenses tras la victoria en Iwo Jima.
Los otros tres mosaicos, dedicados a la Casa Blanca, el Capitolio y la Corte Suprema, son más pequeños y fueron los últimos en abandonar su hogar de los últimos 51 años.
«Dijeron que sería #imposible «Salvar a Abraham Lincoln». No solo salvamos a Lincoln, estamos salvando TODOS los murales», escribió Ciraldo en las redes sociales.
«Cuando hay voluntad, siempre hay una manera», agregó.
Romero, que ha expuesto en varias ocasiones ante las autoridades municipales la necesidad de que el progreso de la ciudad no signifique la pérdida de cosas valiosas, dijo que en una de esas intervenciones recurrió a una frase que la reina Isabel II de Inglaterra pronunció en su discurso de Navidad en 1957.
«Es más fácil odiar y destruir que amar y preservar». EFE