El príncipe Harry puede demandar al gobierno británico, luego de perder los privilegios de seguridad en el Reino Unido, así lo dictaminó un juez en Londres.

Harry y su esposa Meghan no tienen derecho la protección policial del Reino Unido, la cual es financiada con fondos públicos, después de renunciar como miembros de la realeza y mudarse a América del Norte en 2020.

Información de los medios de Inglaterra, informaron que el príncipe quiere pagar personalmente la seguridad policial cuando viaje a Gran Bretaña y está desafiando la negativa del gobierno que no le permite hacer esta acción, informó el diario The Guardian.

El juez Jonathan Swift dictaminó que el caso de Harry puede ir a una audiencia completa en el Tribunal Superior de Londres, además rechazó algunos aspectos de la impugnación, pero dijo que algunos motivos “dan lugar a un caso discutible” que merece una audiencia.

El juez agregó que una conclusión en la etapa de permiso de que un caso es discutible está a cierta distancia de la conclusión de que el caso tendrá éxito en la audiencia final. Hasta el momento no se ha fijado una fecha para la audiencia del caso.

El duque de Sussex, argumentó que puede pagar la protección para él y su familia y especificó que su equipo de seguridad privada en los EE.UU. no tiene jurisdicción adecuada en el extranjero, ni acceso a la información de inteligencia del Reino Unido.

Los abogados también explicaron que una decisión de febrero de 2020 del Comité Ejecutivo para la Protección de la Realeza y las Figuras Públicas, eliminó toda su seguridad real, y esto no fue razonable porque a Harry no se le permitió hacer representaciones informadas de antemano.

Los abogados también argumentaron que el príncipe Harry no está convencido de viajar con sus dos hijos Archie, de 3 años, y Lilibet, de 1 año, a Inglaterra porque para ellos no es seguro.

Harry y la ex actriz Meghan Markle después de unirse en matrimonio en 2019, renunciaron como miembros de la realeza al año siguiente, citando lo que describieron como intrusiones insoportables y actitudes racistas de los medios británicos.