El país sigue lamentando el trágico accidente aéreo donde fallecieron ocho personas en Medellín, el pasado 21 de noviembre, cuando se movilizaban desde el aeropuerto Olaya Herrera hacia el departamento de Chocó. En medio del dolor, las familias de las víctimas mortales empezaron a revelar detalles personales.
La avioneta estaba bajo el mando de Julián Andrés Aladino, un hombre de 38 años que nació en el Valle del Cauca. Antes de morir, habló con su compañera sentimental y alertó a las autoridades sobre una falla que se estaba presentando en los motores de la aeronave por lo que tendría que regresar a la pista.
La primera conversación la sostuvo con Yaila Hernández, la mujer con la que se casó hace tres años y con la que soñó conocer el mundo. En diálogo con CM&, relató que a las 10:03 a. m. del pasado lunes recibió un mensaje en su celular donde el piloto le describía la ruta que le asignaron en la terminal.
Le contó que iba para el municipio de Pizarro, ubicado en el sur del departamento de Chocó. El recorrido tardaba 25 minutos. A su lado izquierdo tenía al copiloto, Sergio Guevara Delgado. Mientras que la espalda estaba siendo vigilada por seis personas que compraron los tiquetes, ahí estaba el dueño de la aerolínea.
“Amorcito, ya voy a despegar”, le dijo Aladino mientras la mujer estaba desayunando en su lugar de trabajo. Ella le respondió con un minuto de diferencia: “Dios te bendiga”. Ese fue el último intercambio de mensajes que tuvieron. Luego él soltó el celular y puso su atención en el vuelo que terminó en una tragedia.
A las 10:14 a. m. recibió el visto bueno de la torre de control para salir de la pista del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. Una vez la nave se alzó, el piloto se declaró en emergencia a razón de que identificó una falla en los motores que podrían en riesgo la estabilidad del servicio. Tenía que regresar de inmediato.
No pasó ni un minuto entre el mensaje de alerta que emitió el piloto Julián Andrés Aladino y el estruendo que causó la caída, así lo reconoció el gerente del aeropuerto Olaya Herrera en entrevista con SEMANA, Jorge Duarte: “Le voy a ser muy claro con esa información. La aeronave despegó a las 10:14 y a las 10:14 se estrelló, eso fue inmediato, pasaron muy pocos segundos” (sic).
La situación se salió de control prontamente. Pasaron un par de segundos para que la avioneta precipitara sobre una zona residencial del barrio Belén Rosales, a escasos metros de la terminal. Todo quedó envuelto en llamas. Cuando los organismos de socorro acudieron al sitio, no encontraron a nadie con vida.
La aeronave se partió en tres pedazos y los cadáveres quedaron bajo los escombros. El Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía identificó a las demás víctimas mortales como Jorge Cantillo Martínez, Dubán Ovalle Quintero, Anthony Mosquera Blanquiceth, Pedro Pablo Serna, Melissa Pérez y Nicolás Jiménez.
El gerente del Olaya Herrera, Jorge Hugo Duarte Guzmán, detalló que el control del tránsito aéreo encendió las alarmas al tiempo, a pesar de que la emergencia se reportó por fuera de las instalaciones de la terminal porque la avioneta ya estaba en movimiento. No obstante, los radares operaciones alcanzaron a llegar hasta el barrio Belén Rosales.
“Inmediatamente le informa a todo el sistema de emergencia del aeropuerto. Principalmente, a nuestro centro coordinador de operaciones aeroportuarias, que es algo parecido al 123 de una ciudad. En ese momento se despliega toda la atención de la emergencia y, como fue por fuera, nuestros bomberos aeronáuticos salieron a atender”, detalló el funcionario.
Aunque las investigaciones del incidente serán asumidas por la Aeronáutica Civil, se conoció que el piloto no contó con las herramientas ni el tiempo suficiente para mantenerse en el aire.